Salud mental y corporal: la vía de la salud Daoísta y del bienestar

Por 景威道長 Jĭng wēi Dàozháng (Hervé Louchouarn)

Vivir de acuerdo al Dào, en armonía con la naturaleza es hoy una ilusión, peor aún es una moda, un proceso que se ve bien, así como en los años 20’ y 30’ tener cercanía con la teología, lo esotérico era bien visto en las sociedades occidentales; en los años 60’, 70’ seguir un Gurú de la India era lo “Inn”, lo “cool”, desde los años 90’ y principios del siglo XXI seguir el budismo tibetano alivia nuestra búsqueda espiritual, llena nuestro vacío interior, pero sobre todo esconde la verdadera práctica.

Varias sectas y religiones han sido creadas en las últimas décadas, tomando como pretexto la necesidad del ser humano de llenar este vacío psíquico, de entender su origen, de visualizar su permanencia, escondiendo sus verdaderas misiones; estas asociaciones se dedican a enriquecer grupos de individuos o en la mayoría de los casos, su creación permite continuar con la función principal de estas asambleas o reunión de ciudadanos congregados (llamadas iglesias o templos) que es dirigir y enajenar a ciertas capas de la sociedad, como rebaños descontrolados por las tensiones en las cuales viven. Este concepto, que no proviene de nuestros tiempos modernos pero que tiene sus raíces en los inicios de nuestra era, permite controlar los conocimientos, las acciones, los pensamientos de mucha gente; dejan de tener una visión propia, una práctica personal que permitiría fortalecer su proceso individual de consciencia.

Hoy en día, ser Daoísta es lo nuevo, buscar la armonía interior a través de una visión más ecologista, en relación con el Yīn y el Yáng nos hace creer en la posibilidad de acercarnos al entendimiento, a las prácticas ancestrales, al desarrollo de nuestro ser interior. Muchas de estas técnicas secretas han sido expuestas, impartidas por maestros indulgentes, pero aunque se han escrito muchos comentarios sobre los clásicos sagrados, realmente, ¿se entiende el Dào?, ¿se practica el Dào?, ¿se está en el Dào?, o somos Daoístas modernos que hemos perdido la Vía.

La práctica del Daoísmo, visto desde el exterior, es atractiva: meditar, rezar en lugares muy remotos, realizar movimientos lentos y suaves bañados del Qì original, soñar con historias extraordinarias de personajes increíbles y muchas veces inmortales, aporta a nuestro mundo moderno y material un escape muy surrealista. Los grandes maestros han dejado una cantidad impresionante de escritos, dibujos, herramientas muy bien elaborados para poder practicar una disciplina estricta, elevar nuestra búsqueda espiritual y corporal. Según estos expertos, la práctica del Dáo es realizar una armonización con la naturaleza, para encontrar nuestra verdadera naturaleza y nuestra vida (性-命) es decir encontrarnos con nuestro origen. Como bien lo dice 萧天石 xiāo tiān shí (1909-1986): Gran intelectual y daoísta laico, en su libro: « 道家养生学概要» (Dào jià yăng shēng xué gàiyào) Compendio sobre el estudio del Yăng shēng Daoísta: “La filosofía del Yăng Shēng Daoísta, depende precisamente de una coherencia con el cosmos; la visión Daoísta de la creación del ser humano, depende precisamente de un concepto coherente con el cosmos”. “Sobrepasar lo ordinario para que el ser humano se vuelva un santo, sobrepasar la santidad para que el ser humano se vuelva un espíritu, sobrepasar el espíritu para que el ser humano se transforme”. También escribía: “Los métodos más importantes que debe practicar el ser humano son: cultivar su naturaleza 性 (xìng) y defender su vida 命 (mìng)”.

Lograr defender nuestra vida, fortalecer nuestra salud es la meta fundamental para poder entender nuestra naturaleza, crear herramientas para lograr este privilegio es la función de los que han podido entender el camino, muchos de ellos son los maestros de la antigüedad que descubrieron a través de disciplinas férreas, varios procesos y conocimientos que obsequiaron a las generaciones siguientes, sus discípulos. Consideraban que utilizar estas prácticas diariamente para desarrollar una energía fuera de lo común, aumentaba la calidad de la vida, de la misma manera, aseguraban que estos métodos generaban una gran vitalidad, permitiendo vivir mucho tiempo y nunca envejecer. Tomar consciencia de la energía original (yuán qì 元气 o qì炁) es estimular el metabolismo celular para regresar al origen (regeneración celular según el mapa original). Como principio se puede entender, se pueden leer los documentos y obtener un entendimiento de ellos pero sin las guías actualizadas para la vida moderna, es muy complicado adaptarse a un sistema tradicional que evolucionó perdiendo la virtud.

La virtud como una actitud del ser humano frente al proceso que ha escogido para vivir, por ende un camino de vida que debe hacerle entender su origen, su verdadera esencia. Es un factor que agrega el ser humano a su práctica para legitimar su estancia en su realidad humana, reúne las condiciones que permiten la perennidad de la humanidad: compasión, entendimiento, voluntad…

También presentaban el arte de mantenerse saludable como un cultivo, una responsabilidad inherente a las diferentes fases de crecimiento y decrecimiento del Hombre. Cultivar, nutrir (en relación con el término: 養yăng) es crear un conjunto de métodos que le permita al “Hombre Común” (como lo presenta Gilbert Keith Chesterton en su libro “El hombre corriente”) poder prevenirse de los múltiples ataques de agentes patógenos, por lo mismo, se han estado utilizando, a lo largo de la historia y de las diferentes culturas, varios sistemas alimenticios, se han creado muchas herramientas para controlar los malos hábitos y los trastornos emocionales, de la misma manera que se han implantado numerosas prácticas de ejercicios para elevar la consciencia y alcanzar el entendimiento de la naturaleza 性 (xìng) humana y la vida 命 (mìng). También aparecen desde los tiempos más remotos, dentro de la cultura del cultivo de la salud, varios procedimientos relacionados con la observación de los cambios climáticos, de los diferentes ciclos lunares, de la acción cíclica de los diferentes planetas sobre nuestra tierra; entender estos movimientos incesantes de nuestro entorno nos permite comprender la teoría daoísta « 天人合一 » tiānrén héyī: El cielo y el hombre se reúnen en uno. Es una teoría de la filosofía china antigua en donde el hombre es una parte integral de la naturaleza, en otras palabras, existe una unidad entre el cielo y la humanidad. Esta visión Daoísta guío una gran parte de la evolución de la cultura china y permitió entender los grandes fenómenos de la creación, de la energía, de la fisiología humana, etc…

Es fundamental ver como un gran maestro del cultivo de la salud y medico daoísta ya escribía, en los tiempos de la dinastía Táng唐 (618-907), sobre la prevención de los ataques de los patógenos y el fortalecimiento de las estructuras anatómicas principales y complementarias 脏腑 (zàng fŭ).

Sūn Sī Miăo 孫思邈 (581-682) dice en la 《摄生论》 (shèshēng lùn) “teoría sobre como conservar la salud”: “Durante el segundo mes lunar, la energía del riñón es diminuta, la energía del hígado realmente florece, es preferible abstenerse del ácido y aumentar lo picante, eso ayuda al riñón y nutre el hígado.

Es importante tranquilizar el diafragma para que salga la flema líquida, pequeñas evacuaciones por la piel, bajo la forma de una leve sudoración que corresponde a las energías patógenas del invierno profundo que se fueron bloqueando en las diferentes capas de la piel”.

En el libro clásico《太 元 经》 (tài yuán jīng) “libro sagrado del máximo origen” llamado también 《太玄》 (tài xuán), 《太玄经》 (tài xuán jīng) mismo género y contenido que《周易》 (zhōuyì) (se conoce en el mundo occidental como el libro alternativo del 易经yì jīng) se dice: “el verano, el cultivo (práctica disciplinada) de las cosas es desarrollarse, crecer”.

En el escrito《济世仁术》 (jìshì rénshù) “gobernar de manera humanitaria para beneficiar a la sociedad” se dice: “en los días 庚子 gēngzĭ (numero treinta y siete del ciclo sexagesimal) y 辛丑xīnchŏu (numero treinta y ocho), extraer las piedras de la vesícula biliar, curar el “viento-flema” (paciente con flema que han tenido un ataque del viento patógeno) de los más rápidos”.

Durante el periodo de la segunda luna, hay que tener mucho cuidado a los truenos que provienen del noreste, porque dicen los maestros que esto indica enfermedades; si son del noroeste entonces habrá epidemias. Durante el equinoccio de primavera, hay que tener precaución con el buen tiempo (cielo despejado) porque según los maestros, esto indica que habrá enfermedades.

Durante el periodo de la tercera luna, si durante el primer día de esta luna hay viento con lluvia entonces los maestros dicen que indica presencia de enfermedades. Tener cuidado si hay un temporal como de verano porque dicen los maestros que habrá muchas epidemias.

Pero hemos perdido el orden de la naturaleza, ya no entendemos los movimientos y las influencias cósmicas, a tal grado que hemos dejado que nuestros dirigentes construyan con su visión, que no depende de estos ciclos sino al contrario, obedece a un pensamiento evolucionista y materialista, un proceso de vida que nos ha colocado, hoy en día, frente a la destrucción de nuestro medio ambiente, el lugar donde “realmente” podemos vivir. Si esta manera de pensar hubiera sido para mejorar nuestro bien-estar, mejorar nuestra salud, mejorar nuestra manera de tratar las emociones o de relacionarnos con la espiritualidad del ser, de acuerdo, pero no es el caso, al contrario las tasas de mortalidad por enfermedades crónico degenerativas, las insuficiencias, el cáncer, las fármaco-dependencias y otros males de nuestra sociedad aumentan, el consumo de drogas y medicamentos han superado los límites de lo saludable, por lo mismo no estamos en el buen camino. Reconectarse con nuestro entorno para aumentar nuestra energía interior y poder luchar contra los agentes patológicos es volver a estudiar las mutaciones que provocan los movimientos planetarios, pero de una manera diferente (utilizar la ciencia y sus avances tecnológicos, “redireccionando” las investigaciones), percibiendo intuitivamente los cambios climáticos utilizando la experiencia de los maestros antiguos, observar los movimientos peculiares de nuestro medio ambiente. No es siguiendo un calendario político-religioso que no respeta los verdaderos tiempos y cambios de nuestro planeta, ni siguiendo ciegamente una directiva errónea que enajena nuestro pensamiento (calentamiento global, pandemias virales, mundial de futbol…) que el ser humano va encontrar una vía que le permita estimular su consciencia y armonizarse con el espíritu original. Los antiguos nos hablaban del origen de las enfermedades pero olvidamos seguir sus consejos, perdimos la visión tradicional y nos hundimos en un estudio profundo de nuestro microcosmos, siguiendo la visión egocéntrica que nos aleja de nuestra naturaleza.

En el libro sagrado del Emperador Amarillo, tomo Língshū《灵枢 • 五乱》 (Língshū • wŭ luàn) cap. 34 «Los cinco desordenes», el Emperador pregunta a su maestro celestial: “Los doce vasos, se separan de los cinco movimientos, de la división de las cuatro temporadas, ¿porque la relación se pierde y aparecen los desórdenes? ¿Cómo es que se pueden curar? El Maestro celestial Qí Bó responde: «Los cinco movimientos siguen un orden, las cuatro temporadas se dividen, si se sigue correctamente el sentido de este orden y de estas divisiones uno puede curarse, pero si uno va en sentido contrario aparecen entonces los desórdenes». El Emperador Amarillo pregunta: «¿Cómo se llama esta manera de acompañar en el sentido natural y de curarse?» El Maestro celestial Qí Bó responde: «Los doce vasos, en relación con las doce lunas (meses). Las doce lunas, se dividen en cuatro temporadas. Las cuatro temporadas, Primavera, Otoño, Invierno, Verano, sus energías son diferentes, la energía de construcción (nutritiva 营气yíng qì) y la energía de protección (卫气wèi qì) mutuamente se siguen, el Yīn-Yáng, el uno y el otro se reúnen y se armonizan, lo puro y lo turbio no se pueden herir (ofenderse), si se sigue el orden de los factores entonces uno se puede curar».

Por lo mismo, es indispensable conocer perfectamente el flujo de las temporadas así como el ritmo de los años. El calendario lunisolar (夏历 xiàlì o más conocido como el calendario agrícola农历 nónglì) basado sobre la observación de los ciclos lunares y solares permitía reconectar el ser humano regularmente, primero con sus procesos sociales (fiestas, bodas, aniversarios…) y profesionales (cultivar, pescar, cazar…) y segundo con los ciclos de los fenómenos astronómicos.

Pero se perdió el uso del sistema sexagesimal (甲子 jiăzĭ), ya no tiene usanza el reconocimiento de los diferentes periodos气候qì hòu (quinta: cinco días que corresponden a 60 horas dobles) que nos permitía registrar los movimientos de la naturaleza en función a los cambios climáticos. Al contrario, se adoptó el calendario gregoriano en casi todo el mundo, con toda un serie de cambios de horarios (horario de verano, de invierno, huso horario…) que desorganizo más la vida del ser humano. En su origen, este calendario fue modelado según las indicaciones de los poderes religiosos, para regular los rituales y los procesos económicos. En Roma, el año iniciaba en marzo y tenía 355 días con diez meses.

Los romanos pagaban sus deudas al principio de cada mes, estos días eran llamados Calendas (Calendae: era el primer día de mes en el calendario romano, el día de la luna nueva cuando este calendario seguía un ciclo lunar « año de Rómulo y de Numa Pompilius ». Este día, los pontífices anunciaban la fecha de las fiestas movibles del mes siguiente y los deudores tenían que pagar sus deudas inscritas en los “Calendarias”, libros de cuentas). Este sistema creado por los griegos y los romanos fue prescrito por el Papa Gregorio XIII en 1582 por la bulla Inter gravissimas (dentro de las muy nobles tareas de nuestro ministerio pastoral traducido del latín: Inter gravissimas pastoralis officii nostri curas. Fechada al 24 de febrero 1582), recuperando los diez días de atraso que se habían desplazado en relación con el sol y modificando así las modalidades de los años bisiestos en los siglos futuros. Es en realidad un sistema creado por los humanos, para regular las actividades socio-económicas, que respeta muy poco los ritmos y los ciclos establecido por el cielo. Este tipo de calendario puede aportar algunos problemas para entender nuestra presencia en el universo sobre todo si esta disposición sigue una visión demasiado individualista. Esto no permite prever algunas complicaciones climáticas, emocionales, evolutivas que son inherentes a la circulación de la tierra en el universo.

Nuestro “pequeño mundo” parece protegido por esta visión microscópica, debido a que, todavía, muchos seres humanos conservan un punto de vista geocéntrico (sistema astronómico en el cual se consideraba la Tierra como el centro del universo, alrededor de ella se pensaba que giraban todos los otros astros), además una gran parte de la humanidad sigue escondiéndose en un aparazón de despreocupación e indiferencia, acurrucándose en un refugio de ignorancia. Pero es un error creer en esta seguridad ya que los seres vivos de este planeta reciben, desde los tiempos más antiguos, toda una serie de atracciones, de bombardeos, de cambios energéticos que los debilitan. Para poder sobrevivir a estas intemperies, lograr nutrir y proteger a sus comunidades, el hombre tuvo que reunirse en grandes urbes y dejar a un lado su naturaleza de nómada, de recolector para volverse un campesino cultivador de cereales y ganadero. Estos cambios drásticos provocaron la destrucción de su medio ambiente, la Tierra.

Hoy en día, estamos al borde de varias catástrofes, la sociedad avanza cegada por su afán de poder, de dinero, de algo que conquistar. No vemos venir las calamidades, no se pueden prevenir las epidemias y aunque tenemos una tecnología muy avanzada el ser humano sigue sufriendo por infelicidad, falta de entendimiento, de sosiego. ¿En qué momento la sociedad perdió su rumbo? ¿Por qué nunca trató de enderezar su evolución y siguió este camino torcido? ¿Qué tienen de tan poderosos, los deseos y la ilusión que el hombre no puede hacerlos a un lado?

En el último encuentro, durante el Foro internacional de 南岳Nán yuè había presentado un escrito sobre: “Regresar a la esencia, valorar la verdad y proteger el bienestar espiritual”, en el cual presentaba el texto siguiente: “Para poder entender la esencia del ser se tiene que regresar a los conocimientos antiguos, conectarse con los ciclos de la humanidad, encontrar en la historia el momento en el cual los escritos tienen la esencia, la verdad perenne, el motor filosófico que perdura.

Las civilizaciones antiguas encontraron esta verdad, cada una en función a su cosmovisión, atesoraron este conocimiento pero muchas no supieron cómo proteger y transmitir con autenticidad estas ideas. Con el paso del tiempo, los milenios volaron y el hombre se encuentra, hoy en día, con una realidad muy diferente, alejado de la armonía de la naturaleza, eclipsado de su propio espíritu”.

En este foro, voy a retomar estos comentarios, porque corresponden, según mi punto de vista, a un concepto fundamental relacionado con la visión daoísta, para poder construir un nuevo camino. Evolucionar, crecer, para el ser humano, no es solamente ir hacia adelante, hacia arriba, aumentar de volumen sus ganancias, es sobre todo buscar el entendimiento, el acercamiento con su origen. Para este hecho, se tiene que aprovechar las experiencias de los antecesores, copiar sus métodos, estudiar sus conocimientos, escuchar sus consejos, tener la humildad de decir que uno no sabe. Cuatro puntos son importantes para la edificación de una estrategia en donde el Daoísmo pueda aportar sus conocimientos, sus experiencias y ayudar en la educación de cada una de sus comunidades.

1-Fomentar el uso del calendario lunisolar.

El ser humano y la naturaleza modelan una dinámica integral, desde la antigüedad, los sabios hablaban de correspondencias entre el hombre y el universo. Nuestro mundo terrestre provee condiciones necesarias para la sobrevivencia del Hombre y de los diez mil seres. Las personas viven de la naturaleza y son una extensión de ella, los cambios y las mutaciones de esta última tienen una gran influencia, directa o indirecta, sobre los seres vivos de este planeta. Uno puede decir que el orden fisiológico del Hombre ha sido labrado por la alternancia de estos cambios, el tiempo (año, mes, día, hora…) y las fuerzas (electromagnéticas, físicas, luminosas…). Entonces todas las actividades fisiológicas, cambios patológicos, sensibilidad a ciertos tratamientos o metodologías se encuentran íntimamente ligados con las variaciones periódicas del medio ambiente.

Para entender este proceso y explicar la organización del movimiento terrestre, hay que regresar al libro sagrado del Emperador Amarillo, tomo Sù wèn, chapitre 9: 六节藏象论篇第九 (liù jié cáng xiáng lùn piāndì jiŭ) Teoría de las seis divisiones y de la manifestación visible de las estructuras anatómicas. El Emperador Amarillo pregunta diciendo: Yo he oído que el cielo utiliza las divisiones 6,6, para convertirse en un año, el Hombre utiliza el sistema de reunión 9,9, haciendo cálculos, posee tiene también 365 divisiones (zonas para el tratamiento), es la razón por la cual el universo puede existir mucho tiempo. ¿No sé lo que se llama así?

El maestro celestial Qíbó contesta diciendo: ¡Oh, Ah, que pregunta más clara! Por favor que mis palabras te satisfagan. Estas divisiones de 6,6, el sistema de reunión 9,9, de ahí la medida del cielo verdadero, los números de la energía. La medida del cielo, por lo tanto el sistema de circulación del sol y de la luna.

2-Ejercicios.

Desde que el hombre en china, entiende cuales son las fuerzas que lo nutren y lo impulsan a su desarrollo, ha buscado técnicas para fortalecer éstos principios, sobresaliendo el Qì Gōng, término moderno ya que existen otros términos desde los tiempos ancestrales como son: tù nà 吐呐, xíng qì 行气 , dăo yĭn 导引. Este método quiere decir, literalmente, adiestrar la energía, cuyo sentido es el arte de nutrir la vida, por ello el Qì Gōng es una palabra que abarca muchas variedades de prácticas que incluyen: meditaciones, movimientos, respiraciones, auto masajes y ejercicios acostados. Su desarrollo no solamente implicó investigar, sino también cultivar y practicar en las comunidades, lo que permitió juntar conocimientos, crear un sustento científico que, hoy en día, puede servir para estimular el estado de salud de muchas personas. Además de tener una cantidad impresionante de referencias en la curación de muchas enfermedades, es un proceso muy económico, necesita muy pocas instalaciones y se puede efectuar con mucha frecuencia. Considerando que los principios de estos métodos son: una respiración controlada, unos movimientos corporales lentos y una concentración mental en el área involucrada, el impacto es somático y mental. La acción terapéutica tiende a ser más fuerte al estimular el sistema neurovegetativo, al ordenar la energía, por lo que disminuyen las patologías psicosomáticas como la depresión. Al relajar los músculos y la respiración, el metabolismo se equilibra y con ello las actividades vitales de varios aparatos y sistemas. El aparato respiratorio puede eliminar más dióxido de carbono y por ende permitir mejor oxigenación; el aparato cardiovascular favorece una vasodilatación y una reducción de la frecuencia cardiaca, mejorando la tensión arterial; a nivel de aparato digestivo se potencializa la amplitud del diafragma, mejorando el proceso digestivo; a nivel de sistema nervioso se reduce la tensión del córtex cerebral, con aumento de las ondas alfa, regularizando las funciones viscerales; a nivel glandular, se reduce el consumo de oxígeno, se eleva el metabolismo de la serotonina.

Con todo ello, se confirma que el Qì Gōng tiene una aplicación preventiva en la salud al permitir una mejor nutrición de los tejidos, con sensación de bienestar físico, el organismo se vuelve menos vulnerable al proceso del envejecimiento; además esta práctica terapéutica mejora los desórdenes orgánicos resultados de ese desequilibrio.

El hecho de mejorar la calidad de vida y prolongar esta misma, estimula una verdadera búsqueda del ser, logrando con ello llegar al equilibrio y a la armonía, incrementando el desarrollo personal y mejorando la relación humana. La toma de consciencia, permite hacer una evaluación de nuestra actividad real y colocar en la báscula, las prioridades del ser, definir con más seguridad la función de nuestra vida y por ende la realización de esta, cambian las necesidades y los deseos, ya no se presentan como objetos de codicia.

3-Alimentación.

Nuestro cuerpo necesita los elementos de la Tierra 土 (tŭ) para materializar varios procesos, pero no puede tomarlos directamente ya que nuestro organismo es heterótrofo: se alimenta de las sustancias orgánicas sintetizadas por otras formas de vida. En primer grado, los seres humanos dependen de fuentes externas de materias primas, de energías para crecer, mantenerse y funcionar adecuadamente.

El alimento transformado en su forma más diminuta se emplea para generar y repara los tejidos, fabricar una forma de energía que permite la función de las estructuras, la vida de las células. Como se puede ver en el documento siguiente, el Libro sagrado《黄帝内经-灵枢》 (Huáng Dì Nèi Jīng- Líng shū) 营卫生会第十八 (yíng wèi shēng huì dì shí bā). Generación y reunión de la energía nutritiva y protectora capítulo 18.

El emperador Amarillo le pregunta a QíBó: ¿El ser humano como obtiene la energía?

¿Cómo se reúnen el Yīn y el Yáng? ¿Cómo es que la energía se vuelve nutritiva?

¿Cómo es que la energía se vuelve protectora? ¿Cómo y dónde es que la energía nutritiva se genera?

¿Cómo es que la energía protectora se reúne?

El anciano y el robusto no tienen la misma energía,

El Yīn y el Yáng tienen posiciones diferentes,

Sinceramente quiero escuchar su reunión (una manera muy formal de preguntar a su maestro).

El maestro QíBó responde:

El ser humano obtiene la energía a través de los alimentos (cereales),

Los alimentos penetran a través del estómago,

A fin de llevarlos con el pulmón,

Las cinco estructuras anatómicas principales y las seis estructuras anatómicas complementarias,

Todas así obtienen la energía,

Lo puro, es la energía nutritiva,

Lo turbio, es la energía protectora,

La energía nutritiva vive en el centro de los vasos sanguíneos,

La energía protectora vive afuera de los vasos sanguíneos (en los tejidos conjuntivos),

La energía nutritiva, en la circunferencia, no cesa (la energía no deja de circular en el circuito sanguíneo), cincuenta y se repiten en una gran reunión (la sangre da cincuenta vuelta en todo el cuerpo durante un día).

El Yīn y el Yáng mutuamente se penetran (se entremezclan), como si fuera un anillo sin punta (un circuito cerrado como el sistema sanguíneo).

Es indispensable regresar a una alimentación que provenga de la tierra, regulada por los sabores, si se quiere recuperar un estado de salud equilibrado. No se puede depender de los productos alimenticios generados por químicos o por disoluciones minerales en vez de suelo agrícola (abonos y fertilizantes minerales sintéticos, cultivo hidropónico, agricultura transgénica), porque poco a poco perdemos nuestros nutrientes a la vez que disminuye la absorción intestinal provocando degeneración celular (cáncer, autoinmunidad disminuida) y corporal (obesidad). De la misma manera, se tiene que regular y controlar la producción de ganado y animales para el consumo humano ya que se perdió el respeto a la vida de los otros seres, somos dueños de todo lo que camina, vuela, nada, se arrastra y por lo mismo podemos comerlo y destruirlo sin orden. Regresar a una producción regional que respete el ritmo de las temporadas, eliminar los monocultivos intensivos que agotan la tierra para alcanzar una armonización con la naturaleza.

4-Observación del ser.

Utilizando los escritos sagrados se pueden crear unas herramientas más modernas que nos inciten a acercarnos a nosotros mismos. Este capítulo del Dào dé jīng, hace una descripción de las personas que, desde la antigüedad, han sido consideradas como sabios (un sabio es una persona que ha entendido su función en la vida; que se autodisciplina, se observa, se escucha), puesto que se dedicaban al estudio de su proceso de vida y de las virtudes que debían poseer los seres humanos (como una actitud ante su función en la vida). Como un medio para entender el proceso que nos toca vivir en nuestro paso por la tierra. Para lograr este proceso es importante seguir los consejos que dejaron estos maestros; entre ellos, se destacan:

-Ser cautos.

-Mantenerse prudentes en todas las situaciones de la vida cotidiana (pensamientos, alimentos, viajes, interacción).

-Conservar la discreción y el respeto hacia los otros humanos, animales y plantas.

-Ser flexibles, tolerantes y receptivos para tratar de armonizar con los demás miembros de la comunidad.

Este mensaje que nos han dejado desde la antigüedad permite ayudarse a realizar una observación cotidiana de sus emociones, sentimientos y experiencias. Toma un instante de tu vida de todos los días, para anotar tus reflexiones en función a los siguientes aspectos:

1. Hoy me sucedió esto:

2. ¿Cómo fue la respuesta? Normal o extraordinaria ante dicho evento. Tratar de describirlo.

3. Según el proceso de observación, ¿cuál pudo ser la respuesta?

Al final, observar los resultados de la práctica de esta herramienta:

• ¿Mejoró el proceso de observación?

• ¿Hubo dificultades para entender las cualidades de la virtud?

• ¿El proceso de conciencia me permitió entender mejor la causa?

• ¿Qué resultado obtengo al estimular la observación de las reacciones de la vida cotidiana?

道德经Dào dé jīng

Capítulo 15篇第十五

Aquellos que eran expertos en la práctica del Dào en tiempos antiguos,

tenían un profundo conocimiento del mismo.

Debido a que practicaban el Dào en secreto,

entenderlos está más allá de la capacidad cognitiva de las personas;

así pues, solamente puedo describirlos en términos generales.

Eran cautos; como si caminaran sobre un rio congelado en invierno.

Eran siempre prudentes, como si se sintiesen amenazados por algún ataque proveniente desde cualquier lugar.

No eran indiscretos, pero solemnes y respetuosos como un huésped en casa ajena.

Eran, sin estancarse, tan naturales y afables, como el hielo en primavera apunto de derretirse.

No eran vanidosos, pero simples y enteros como un bloque sin labrar.

Eran infinitamente tolerantes, sus mentes eran tan amplias y receptivas como un gran valle.

No había diferencia entre ellos y el mundo terrenal. Estaban tan unidos como lo están el agua y el barro en el lodo.

¿Quién podría impedir que el lodo se volviera más turbio, pero en la quietud, poco a poco se asienta?

¿Quién podría permanecer inmóvil, hasta que la acción correcta aflore por sí misma para luego actuar espontáneamente?

Aquellos que se aferran a los conceptos mencionados anteriormente, se niegan a caer en la arrogancia.

Es precisamente, para no ser arrogantes, que nunca harán de sus nuevos logros una exhibición.