Cuando hace frío, el agua se congela convirtiéndose en hielo; cuando hace calor, el hielo se derrite convirtiéndose en agua. Al observar esto me doy cuenta de que este el Tao de convertirse, o bien en un sabio o bien en una persona común.
En un principio, la naturaleza humana es básicamente buena. Inicialmente, no hay distinción entre un sabio y una persona común. Es la energía de los hábitos acumulados la que hace que se produzca una diferencia entre los sabios y las personas comunes.
Cuando uno practica lo bueno, no pierde la naturaleza que se le ha concedido de forma divina, convirtiéndose así en un sabio. Cuando uno practica lo que no es bueno, pierde la naturaleza que se le ha concedido de forma divina, convirtiéndose así en una persona común.
Si aquellos que no son ahora lo suficientemente buenos para cambiar sus costumbres y pasar del error a la bondad, se liberan de la perversidad, vuelven a la rectitud y se empapan de la bondad, podrán restaurar la naturaleza que se les fue concedida de forma divina y, a pesar de haber sido personas comunes, se podrán convertir en sabios.
Si aquellos que son inicialmente buenos, no tienen el suficiente conocimiento para ser cuidadosos y prudentes y, por el contrario, se ven afectados por las influencias externas y se habitúan a lo que no es bueno, perderán la naturaleza que les fue concedida de forma divina y, a pesar de haber sido sabios, se convertirán en personas comunes.
Aquellos que son buenos son como el agua, aquellos que no son buenos son como el hielo. El hecho de que los sabios puedan convertirse en personas comunes, y de que las personas comunes puedan convertirse en sabios, es semejante al hecho de que el agua se pueda convertir en hielo y el hielo se pueda convertir en agua. Por tanto, el camino del gran aprendizaje se basa en la clarificación del tipo de iluminación y en tomar como un punto de referencia del bien último.
(SIC)
Despertar al Tao, Tesoro de meditaciones taoístas, Liu I-Ming. (Versión de Thomas Cleary)