Cuando se acaba el aceite, se apaga la lámpara. Si añades aceite de forma regular antes de que se acabe, la lampara continuará ardiendo eternamente. Cuando el carbón se gasta, el fuego se extingue. Si sigues añadiendo carbón antes de que se gaste, el fuego continuará ardiendo indefinidamente.
Al observar esto me doy cuenta de que este es el Tao de preparar la vida y prolongar el destino.
El cielo y la tierra tienen la virtud del amor por la vida. Solo desean que los hombres vivan mucho tiempo, no desean que se aceleren su muerte. Sin embargo, lo que ocurre es que los hombres se provocan la muerte a sí mismos y lo atribuyen al destino. Es una necedad.
Observa como millones de seres nacen en primavera, crecen en verano, maduran en otoño, permanecen en estado latente en invierno, para volver a nacer en primavera y volver a crecer en verano. Aquellos que continúan viviendo eternamente son los que se limitan a seguir el curso natural de las cuatro estaciones. Por eso continúan viviendo.
Únicamente los seres humano poseen la misma energía del yin y del yang y de las cinco fuerzas, pero no la pueden seguir de forma natural. Cultivan los hábitos innecesarios, confunden el dolor con el placer, el veneno con la medicina. Al obedecer a sus deseos de manera ansiosa y desenfadada, destruyen la raíz de la vida. Finalmente, su vitalidad y espíritu se agotan, su autentica conciencia se desvanece, al igual que se apaga la lámpara cuando se acaba el aceite, y al igual que se extingue el fuego cuando se acaba el carbón. Solo conseguirán llegar al borde de la extinción.
Cuando los hombres están realmente más allá del mundo, consideran importantes la esencia y la vida. Protegen su vitalidad y su espíritu como protegeríamos el oro y el jade.Cuidan la verdadera conciencia como cuidáramos de una joya excepcional. No se adentran en un abismo en llamas, no salen a la arena de lo correcto y lo erróneo.
Disponen en todo momento su mente para lo fundamental y concentran sus pensamientos en el significado el camino. Se preocupan por lo que ocurre en su interior y son prudentes con lo que hacen en el exterior. Almacenan su espíritu y su energía.
Esto es lo que significa el dicho de que los hombres iluminados se ocupan de lo fundamental; una vez que lo fundamental está asentado, surge el camino. Es como añadir aceite para evitar que la lámpara se apague, como añadir carbón para mantener el fuego ardiendo. Los que no tienen vida pueden tener vida, los que todavía no han nacido pueden vivir para siempre. ¿Acaso hay que dejar que el cielo se ocupe del asunto de la vida y la muerte?
Despertar al Tao, Tesoro de meditaciones taoístas, Liu I-Ming. (Versión de Thomas Cleary)