Crónica del año nuevo 乙巳 yǐ sì: madera yīn serpiente

Era la mañana del sábado primero de febrero de 2025, y nuevamente la tan esperada fecha había llegado.

Un par de días antes, el mundo había celebrado la llegada del Año Nuevo Chino, correspondiente a la 乙巳 yǐsì: madera yīn serpiente. 

En la mágica ciudad de Cuernavaca, en la Montaña del Dragón, todo se encontraba ya dispuesto para llevar a cabo también el festejo con mayor esplendor que merece la ocasión 

Desde temprano, un desfile de almas rebosantes de alegría se congregó en el lugar, cada vez más cercanas a esta vibrante comunidad. Los espacios propicios para comer, saborear café, adquirir artículos conmemorativos, aprender 气功 qì gōng, recibir un masaje 按摩推拿 àn mó tuī ná o asistir a conferencias fascinantes sobre el conocimiento daoísta ya estaban dispuestos desde el alba. Los pequeños asistentes también contaban con un jardín dedicado a actividades recreativas y de aprendizaje pensadas para ellos. Así, al iniciar su ingreso al recinto, los asistentes encontraron rincones donde podían entregarse a lo que más amaban.

La ceremonia del festival de primavera este año tuvo lugar alrededor de las 11 de la mañana. Allí se reunió la mayor parte del público. Entre procesiones, cantos y rezos que ascendían hacia el cielo, se sintió un suave pero profundo y sobrecogedor cambio en el entorno. La ceremonia fue guiada por 邱景威方丈 qiū jǐng wēi fāng zhàng, abad del Templo de la Eterna Primavera en México. Cada rincón estaba en completa armonía. Con enorme templanza y equilibrio, más de dos horas transcurrieron casi imperceptiblemente. 

Al finalizar, se distribuyó entre los asistentes la clásica bolsita de la abundancia y algunas deliciosas frutas frescas, bendecidas durante la celebración, así como dulces que estaban ofrendados a las deidades del templo.

A partir de ese instante, todo se tornó en festejo, de la mano de la tranquilidad para disfrutar las oportunidades que ofrecía el lugar. Un gran paseo por los hermosos rincones de este sagrado lugar, deleitarse con un bocadillo en la zona del restaurante, nutrir el espíritu en la carpa de conferencias o sanarse en los consultorios del palacio de los ocho inmortales con un masaje 按摩推拿 àn mó tuī ná… Cada detalle formaba parte de un grandioso todo.

Con la tarde avanzando y el sol descendiendo lentamente en el horizonte, nos preparamos para partir, una vez más con la promesa de reencontrarnos pronto, viviendo con intensidad este año… Uno más  que nos regala el cielo. ¡Feliz año nuevo!